Ser empresario no es para cualquiera: tú familia te reclamará porque “trabajas mucho”, “porque te ven poco”.
Tus empleados te reclamarán porque pensarán que los estás explotando, sin pensar que compartes con ellos el beneficio y no el riesgo.
Tus acreedores te reclamarán porque pensarán que te haces rico a su costa.
Tu salud te reclamará porque habrá días que no comas o no duermas lo suficiente.
Si las cosas van bien te tendrán envidia y dirán que tuviste suerte.
Si las cosas salen mal te tratarán de tonto y te darán lecciones de “como deberías haberlo hecho” aunque ellos nunca se hubieran atrevido a intentarlo.
Si hay ganancia y reconocimiento te brotaran los amigos, muchos falsos. Si hay pérdidas muy pocos te tenderán la mano para ayudarte.
Casi todo lo que te rodea te criticará, te culpará y te exigirá.
Por ello SER EMPRESARIO es una de las labores más honrosas y dignas de admiración que existen. Hay mucho en juego y nadie te lo valorará y aun así tienes fe y luchas por un sueño, mejorando tu vida y la de todos los que te rodean. Otros de preocupan por llevar comida a su mesa, tú te preocupas en llevar comida a varias mesas además de a la tuya.
Por todo ello muchísimas gracias; porque solo el que carga con el saco sabe lo que este pesa.