A estas alturas, a nadie le puede sonar extraña la enorme importancia que la Empresa Familiar tiene en el crecimiento económico de los principales territorios desarrollados, y por tanto de Aragón, como productoras, empleadoras e innovadoras.
Esta realidad se refleja en que el 85% de las empresas que hay en España son familiares, y en un entorno de crisis, de dificultades financieras, de reducción de mercados, la Empresa Familiar ha demostrado que su capacidad de resistencia es muy superior a la de las empresas no familiares.
En los momentos actuales donde nuestra economía está saliendo de los efectos de una de las mayores crisis económicas jamás vivida, merece destacar de nuevo el grado de importancia que la Empresa Familiar tiene en la economía española como agente de creación de riqueza. Las empresas familiares generan en torno a un 70% del PIB nacional y son responsables del 75% del empleo en España, estando en cifras del 65% en el ámbito europeo para ambos indicadores.
Uno de los factores diferenciales de la Empresa Familiar son sus valores, que caracterizan su ADN, entre los que se encuentra el concepto de arraigo. Ese concepto interviene de forma muy importante en su toma de decisiones: los resultados financieros de hojas Excel se contrapesan con el cariño y vinculación especial al territorio donde se encuentran, y a sus equipos de trabajo.
Y es que no solamente la presencia de una familia en la propiedad, el gobierno y la gestión de la misma son los que distingue a una Empresa Familiar del resto (entendiendo dentro del concepto de empresa familiar desde la tienda o estanco de la esquina, al taller o a la gran empresa industrial), siempre que detrás de las mismas se encuentre una familia), sino también el hecho de la introducción, en el ámbito de la actividad empresarial, de principios y valores definitorios de la institución, como el compromiso de las personas con la compañía, el papel crucial de la sostenibilidad, es decir, de la continuidad del proyecto, y la importancia otorgada a la responsabilidad social en sentido amplio, orientada no sólo hacia los agentes relevantes para la empresa, sino también hacia nuestra Comunidad Autónoma y la generación de riqueza para la misma.
Es por ello, por lo que ahora que se vislumbra una gran luz al final del túnel, debemos aunar esfuerzos (administración, empresa y sociedad) en apuntalar los resultados positivos de nuestra economía, favoreciendo la entrada en Aragón de empresas que buscan un nuevo domicilio social por tensiones en sus territorios, y que sin duda, servirán para proyectar aún más nuestros buenos resultados económicos, y que de forma directa e inmediata, tendrán su reflejo en la sociedad aragonesa con un aumento en la generación de puestos de trabajo y aumento del consumo.
Es importante recordar que son las comunidades que tienen prácticamente suprimido el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, las que actualmente se encuentran entre las más ricas y con mayor crecimiento: Madrid, Navarra, País Vasco, Baleares y La Rioja.
Y es en este contexto en el que vemos con preocupación las manifestaciones del actual gobierno de Aragón de aumentar la fiscalidad a las empresas familiares, por lo que queremos lanzarles un mensaje desde estas líneas: “no cambien lo que funciona”, faciliten que empresas de nuestro entorno sigan trasladándose a Aragón e intentemos evitar que las empresas aragonesas emigren a otros territorios en evitación de costes fiscales que en muchas ocasiones son imposibles de asumir y que pueden poner en peligro la continuidad de la propia empresa familiar.