El XXIV Congreso Nacional de la Empresa Familiar nos dejó una fotografía de la situación de nuestras organizaciones en el presente y nos permite ver la evolución de la percepción que tenemos sobre la situación económica y el mercado laboral. Como adelanto, una conclusión: la empresa familiar vuelve a niveles pre-pandemia aunque no confía en el rápido crecimiento de la economía española.
La valoración de la situación económica que tenían las empresas familiares en 2019 cayó en picado en 2020. El año de la pandemia supuso un duro golpe para la economía del que no parecemos habernos recuperado. El año pasado esta valoración pasó del 5,33 al 4,1 y en 2021 solo se ha recuperado hasta el 4,95. Estos datos se extraen de la encuesta que se realizó en el XXIV Congreso Nacional de la Empresa Familiar celebrado en Pamplona el pasado 25 de octubre con más de 500 participantes.
Desde el año 2017 los empresarios familiares consideran que la economía está evolucionando pero es frágil y no consolida empleo. Quienes confían en un moderado aumento de la actividad con una limitada creación neta de empleo son más numerosos, sin embargo, que el año pasado y suponen un 53 por ciento de los encuestados. Por otra parte, es el contexto económico global el que pone en riesgo la economía y se consideran, como principal amenaza, para el 58 por ciento de los encuestados, la inflación y la falta de suministros. La deuda pública y la ausencia de reformas normativas también son aspectos que se ven como un riesgo.
Por el contrario, la empresa familiar es optimista en sus previsiones a corto plazo: el 63 por ciento prevé un aumento de su cifra de ventas y, el 31 por ciento, mantenerse en los niveles de 2020. En cuanto al empleo, la mayoría de las empresas encuestadas mantendrá los niveles de empleo actuales pero un 35 por ciento incrementará su plantilla.
La empresa familiar se encuentra en un momento de consolidación y considera -así lo hacen el 74 por ciento de las encuestadas- que debe reinvertir el beneficio en la propia empresa, manteniendo así el objetivo prioritario respecto a los anteriores: la empresa en primer lugar. Esta puede ser una de las causas de la recuperación de la empresa familiar después del covid: el 50 por ciento de estas compañías han alcanzado los niveles de facturación pre-covid y el 36 por ciento lo hará entre 2021 y 2022.
Además, durante la pandemia el papel social de las empresas familiares fue relevante o muy relevante, así lo consideran sus responsables – el 87 por ciento-. Esto se traduce no solo en el mantenimiento del empleo, también en las inversiones que generan beneficios sociales y medioambientales. Más de la mitad de las empresas encuestadas realizan inversiones de impacto en el área social y también en el área medioambiental. La reducción de residuos y de emisiones de carbono, así como la economía circular se sitúan entre las principales acciones que revelan su compromiso con la producción sostenible.
Todos estos datos suavizan la tendencia negativa tanto de percepción de la situación económica como de previsiones pero no son optimistas. Lo que nos dejan ver los resultados de la encuesta del XXIV Congreso Nacional de la Empresa Familiar es que la empresa familiar está resistiendo a la crisis por su propia capacidad y esfuerzo inversor mientras mira con desconfianza la situación económica del entorno.