Una nota importante de la persona es la singularidad, por la que cada hombre es diferente a los demás. Porque, aunque todos tenemos la misma esencia, la herencia y el ambiente nos han constituido de un modo determinado.
Este aspecto extrapolado a la empresa familiar, la convierte en algo esencial para la misma, en el sentido de que cada persona (entiéndase por ello al propio fundador o miembros de la familia empresaria), son la esencia misma de la empresa, sus valores y sus principios.
Es importante destacar el carácter singular ante la presión masificadora que ejerce la sociedad sobre los individuos y sale al paso del riesgo de una educación colectiva, que fijándose en el grupo, intenta convertir al individuo en una parte de un todo o en un puro elemento numérico.
«Cuando la sociedad, en sus diversos representantes, actúa automáticamente en las cualidades colectivas, con ello premia todo lo mediocre, todo lo que se dispone a vegetar de un modo fácil y exento de originalidad; es inevitable que lo individual quede atropellado. Este proceso se inicia en la escuela, continúa en la universidad y predomina en todo lo que dirige el Estado” (Jung,C. G. El yo y el inconsciente, pág 86. Barcelona).
La singularización exige la atención personal, para hacerle consciente de sus posibilidades y limitaciones; y en este sentido esta misma singularidad debe ser tenida en cuenta y considerarse como referente en el mundo empresarial: lo único como diferencial frente a la competencia.
Pero cabe a su vez el riesgo de considerar a cada persona como un individuo aislado y olvidar la nota de apertura a los demás, es decir, de la comunicación con los otros. Por eso una tarea importante del ejecutivo es desarrollar las habilidades sociales y la participación en los proyectos empresariales y los valores propios de la empresa familiar.
Es justamente por ello, por lo que algunas voces gregarias que se escudan en el mal llamado valor de la mayoría (o mejor dicho, muchedumbre), quieren imponer la forma de pensar y actuar de un grupo nada o poco vinculado a los valores que le son propios a la empresa familiar, tales como el esfuerzo, el trabajo, la honradez y la austeridad.
Si hay algo de lo que debemos sacar un claro ejemplo, es que esta crisis no sólo ha sido económica sino de valores y si no sabemos tomar buena nota de ello, y prescindimos de la capacidad de mejorar y aprender de nuestros errores, ello nos llevará irremediablemente a volver a caer en los mismos fallos que cometimos en nuestro pasado.
Hoy en día es esencial ser diferente, diferenciarse y sobresalir: Si no quieres hacer lo que el resto hace, lo que hace tu competencia, atrévete a ser diferente.
La sociedad nos hace ver la diferencia con rechazo y odio, porque hace latentes las inseguridades de los demás, las envidias y muestra las carencias del resto. La mayoría de gente tiene miedo a las personas que hacen las cosas que ellos no se atreven a hacer.
El que destaca, el que tiene poderes que el resto no tiene, suele ser machacado, criticado y rechazado. Pero no por eso debemos dejar de ser diferentes.
Si sobresales, aunque causes rechazo, cautivarás a mucha gente, conseguirás influenciar, ser escuchado, marcarás tendencia.
Pero no es suficiente con diferenciarse a cualquier precio, hay que hacerlo con valor añadido:
-Haciendo las cosas bien, mediante el ejemplo.
-Destacando por la calidad de tu trabajo, que debe convertirse en el sello de identidad propio y de nuestra empresa.
-No imitemos a nadie, busquemos nuestro propio camino: Be yourself.
-Hay que atreverse a realizar cosas nuevas buscando siempre los mejores resultados.
Atréteve a ser diferente!